Dale tiempo.
- patricia13g
- 3 sept 2018
- 2 Min. de lectura
Tardo en convertir las enseñanzas en aprendizajes. Para interiorizarlas necesito tiempo, quiero sacarles todo el jugo y todos sus significados posibles. Me acuerdo de ellas de vez en cuando, las reflexiono brevemente hasta que me encienden una bombillla, y las vuelvo a guardar en su lugar. Si algún día escribo sobre ellas, probablemente quiera decir que las he incorporado a mi ser, como si las hubiera traído de serie.
Llevo tiempo temiendo escribir este post. Por un lado, me resulta difícil encontrar las palabras justas, por otro, me asusta dar por finalizado este aprendizaje.
Soy una persona muy intensa. Puede que me haya traído problemas, y puede que los que me quieren me ayuden a corregirlo, pero a mi me encanta. No encuentro una mejor manera de pasar por este mundo. Huyo de la indiferencia porque en cada color que disfrutan mis pupilas, en cada final de película, en cada destello que refleja el mar, la vida me hace un guiño. ¿Y qué importa si de vez en cuando el precio es un mar de lágrimas?
Desde que era pequeña he aprendido que la forma de ser feliz es exprimiendo la intensidad con la que vivo las cosas. Muchos lo llamarían vivir en la cresta de la ola, pero yo estaba más lejos, en el universo quizá.
Determinados sentimientos solo se pueden experimentar intensamente. Los fuegos artificiales, por ejemplo, no pueden susurrar. Tienen que explotar para sorprendernos.
Me ha costado muchos años averiguar que hay cosas que simplemente no se pueden disfrutar con intensidad. El momento llegó cuando vi la imagen de una familia; una pareja abrazando felizmente a su hijo. Ahí pensé que tal debía ser la felicidad que tendrían que estar exprimiendo con fuerza al niño, pero...era imposible, porque lo bonito, lo que realmente vale la pena entre ellos tres no lo crea un momento exacto. Descubrí que
Lo que no hace la intensidad, lo hace el tiempo.
Comentarios